La Confianza del Consumidor

¿Sabías que existe un indicador que permite conocer el nivel de optimismo o pesimismo que los mexicanos tenemos sobre la situación económica?

El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC), construido por el INEGI, nos permite monitorear la percepción futura y presente que se tiene por parte de los consumidores sobre su situación económica personal y la del país. Este indicador, que se construye a través de preguntas subjetivas como: la percepción que se tiene sobre el entorno económico o las posibilidades de compra de ciertos bienes y servicios; se puede interpretar como un termómetro que mide el sentimiento de los consumidores y cómo estos van cambiando a través del tiempo.

¿Cómo se mide?

El ICC se construye a partir de la información que recopila mensualmente el INEGI mediante la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor (ENCO); contiene 15 preguntas cada una con 5 posibles respuestas para identificar el nivel de optimismo o pesimismo de los mexicanos. La encuesta es llevada a cabo cada mes en más de 2 mil hogares en 32 áreas urbanas como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Sin embargo, los encuestados no siempre son los mismos; se van rotando de tal manera que no participen más de 4 meses seguidos.

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El rango del indicador toma valores de cero cuando la percepción es totalmente pesimista y de 100 cuando es totalmente optimista, siendo la mitad el punto de inflexión. En las gráficas siguientes se puede observar que, de las expectativas que se tienen para cada uno de  los subcomponentes del ICC, en diciembre del 2021, la la más optimista es la del empleo (sin rebasar los 50 puntos). Sin embargo, respecto a lo reportado en 2020 todas son más optimistas.

¿Se ha calculado siempre de la misma forma?

En los primeros 15 años de la ENCO solo se revelaba la información de la confianza del consumidor a través del tiempo, mas no se daba a conocer el nivel relativo de optimismo para un periodo particular. A raíz de medidas de austeridad en el 2000 se suspendió el levantamiento de la encuesta, lo que llevó a Banxico a acceder a financiar el proyecto e introducir 10 preguntas adicionales para su uso interno.

Uno de los principales aprendizajes desde que Banxico abanderó la encuesta en 2001 fue que presentar un indicador de difusión, como el ICC, en forma de índice no es recomendable. Hacerlo tiende a ocultar información e interpretaciones dudosas e incompletas; por ejemplo, si el índice toma un valor de 80 puntos para un mes, únicamente puede interpretarse su evolución desde otro punto específico en el tiempo, pero no puede saberse si la percepción era optimista o pesimista.

Otro de los cambios se deriva de la crisis sanitaria por el COVID-19, en dónde la ENCO se canceló durante 3 meses. Con el objetivo de darle continuidad a la información, el INEGI diseñó e implementó la Encuesta Telefónica sobre Confianza del Consumidor (ETCO); si bien los resultados no son estrictamente comparables, sí se consideran como una aproximación aceptable.

Principales descubrimientos

El consumidor mexicano es siempre pesimista; a veces más, a veces menos. Desde que se empezó a levantar consistentemente la ENCO, en abril de 2001, el indicador nunca ha rebasado los 50 puntos. El promedio histórico es de 39.5 puntos, el menor nivel se registró en enero de 2017 con 28.7 puntos y el máximo en febrero de 2019 con 47.8 puntos.

En realidad no es tan relevante si el indicador se mantiene en el espectro pesimista, pues los consumidores se comportan de distinta manera cuando el indicador se acerca a otro punto de inflexión: el Umbral Leyva. En 2016, Gerardo Leyva, Olinca Páez y María Esperanza Sainz López realizaron un estudio donde encontraron que existe una probabilidad de 94% de que el consumo aumente respecto al año anterior si el ICC es mayor o igual a 34.5; si es menor, la probabilidad se reduce a 90%.

Algunos subcomponentes pueden tener pistas escondidas. El ICC tiene subcomponentes que nos permiten medir el optimismo de los consumidores respecto a temas específicos como la posibilidad de vacacionar, la compra de un automóvil, entre otros. Estos indicadores, en ocasiones, pueden llegar a tener una relación con los datos empíricos de ventas del bien o servicio sobre el que se encuesta.

Como individuos vemos el futuro con más optimismo que el presente. Cuatro de las quince preguntas de la encuesta piden que se compare la situación económica actual respecto al pasado y otras cuatro buscan medir el optimismo respecto al futuro; las primeras nunca han superado a las segundas en nivel, mientras que las respuestas de las segundas son las que han alcanzado los niveles más altos de optimismo, sobrepasando los 58 puntos en tan solo 3 ocasiones (diciembre del 2018, febrero del 2019 y junio del 2020).

La percepción sobre la situación en nuestros hogares es más optimista que la del resto del país, independientemente si estamos hablando del presente o del futuro. El descubrimiento refleja que las expectativas que tenemos para personas cercanas son distintas (más optimistas) de las que tenemos para desconocidos, incluso a lo largo del tiempo.

Los empresarios son más optimistas que los consumidores. Al comparar la ENCO y la Encuesta Mensual de Opinión Empresarial (EMOE), se observa que los empresarios perciben condiciones más optimistas en la mayoría de las ocasiones, pero ante un contexto de crisis la percepción se vuelve similar a la de los consumidores. Vale la pena señalar que comparar entre dos indicadores de difusión no es la mejor práctica pues, a pesar de que éstos sean similares metodológicamente o se basen en las mismas preguntas, los perfiles de los encuestados son fundamentalmente distintos.

Conclusión

Durante los últimos 20 años, la ENCO ha permitido generar información acerca de las percepciones de los consumidores mexicanos, sobre distintos aspectos económicos. En conjunto, INEGI y Banxico han mejorado la manera de presentar resultados, lo que ha aumentado la transparencia y consistencia de los indicadores, mismos que se publican a inicios de cada mes. Los indicadores como el de Confianza del Consumidor son fundamentales para la toma de decisiones pues permiten medir la “temperatura” a la economía con base en la percepción de los consumidores nacionales.